Tras salida de Chucho Uribe, buscan un perfil que no se promocione y sea “Chapulín”; Samaniego levanta la mano para repetir la historia.

Luego de la renuncia de Jesús Alejandro “Chucho” Ruiz Uribe como Delegado Federal del Bienestar en Baja California, surgió el nombre del diputado Armando Samaniego como aspirante a ocupar el cargo, y donde fuentes señalan que supuestamente él asegura tiene respaldado del legislador Alfonso Ramírez Cuéllar.
Sin embargo, militantes de Morena advierten que la historia podría repetirse. Señalan que Samaniego busca proyectarse rumbo a la alcaldía de Mexicali, aprovechando la plataforma que representa la Delegación, y que incluso ya cuenta con espectaculares promoviendo su imagen. Algo que estaba haciendo Ruiz Uribe buscando la gubernatura de Baja California.
Los cuestionamientos radican en que el próximo delegado debe ser un perfil institucional que no use los programas sociales para fines personales. La exigencia es que los apoyos federales lleguen sin tintes de autopromoción, a diferencia de lo que, acusan, ha ocurrido en administraciones recientes.
En redes sociales, ciudadanos lo han calificado como un legislador sin resultados visibles, apuntando que desde su cargo no ha presentado acciones relevantes ni cambios significativos para la entidad. Aseguran que no se le percibe interés en impulsar propuestas o iniciativas que fortalezcan la llamada Cuarta Transformación, sino que ha enfocado su proyección en lo personal.
De hecho, lo más destacado en su trayectoria reciente ha sido presumir su cercanía y respaldo político con el diputado Ramírez Cuéllar, vínculo que él mismo señala como su principal carta de presentación.
El legislador llega con varias polémicas: en su paso como director de la CESPM, recuerdan morenistas, protagonizó episodios señalados presuntamente por abuso del alcohol, incluido un momento en el que fue grabado en aparente estado inconveniente durante una entrevista para un medio en Mexicali.
El debate dentro del partido se centra en si la Delegación del Bienestar seguirá siendo usada como trampolín político o si realmente se privilegiará un perfil enfocado en la atención ciudadana y la transparencia.

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