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Morena vive su fractura más fuerte en Baja California; en medio de la ruptura entre “Chucho” y Marina, surge el nombre de Ariel

Columna Política: Alejandro Cárdenas l Fuerte Noticias

Lo que ocurrió este día en Tijuana durante la conferencia encabezada por la presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde, fue mucho más que un acto político rutinario. El evento, que tenía como objetivo presentar comités y anunciar el trabajo que el partido desarrollará en Baja California, terminó evidenciando algo que desde hace meses se comenta en voz baja dentro del morenismo: la fractura interna entre el exdelegado federal del Bienestar, Jesús Alejandro Ruiz Uribe, y el grupo político cercano a la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda.

En el centro de este distanciamiento aparece el nombre de Ariel Lizárraga, un operador político que primero formó parte del gobierno estatal, posteriormente se incorporó al equipo más cercano de Ruiz Uribe, y que hoy, tras un evidente rompimiento, los que están dentro de la jugada aseguran sobre todo del lado de “Chucho” supuestamente que se estaría jugando un papel clave en la estrategia para debilitar políticamente a “Chucho”. A él se suma en los rumores el también influyente Carlos Torres, otro nombre que, de acuerdo con versiones internas, estaría detrás de movimientos para cerrarle el paso al exdelegado en sus aspiraciones dentro del partido.

La pregunta que encendió las tensiones

Con ese telón de fondo, la conferencia de este día se transformó en escenario de tensión política. Durante la ronda de preguntas, una periodista cuestionó a la dirigencia nacional sobre las irregularidades que diversos medios han documentado en torno a Ruiz Uribe, en particular el presunto uso de “Siervos de la Nación” para afiliar personas a Morena mientras él se desempeñaba como delegado federal. El cuestionamiento también incluyó si el partido evaluaba aplicar sanciones por estas acciones.

La pregunta desató incomodidad inmediata. Ruiz Uribe calificó el cuestionamiento como una “pregunta con línea directa” y sugirió que detrás de ello había intereses políticos bien definidos. Para él según allegados consultados el episodio fue una señal clara de que se intenta desgastar su imagen desde los círculos de poder estatal, con el fin de neutralizar sus aspiraciones rumbo al proceso electoral de 2027.

Un distanciamiento que ya se venía gestando

El rompimiento entre Ruiz Uribe y el grupo de Marina del Pilar no surgió de la noche a la mañana. Desde que anunció su salida de la Delegación del Bienestar, el político dejó claro que a partir de ese momento adoptaría una postura crítica frente a lo que ocurre en Baja California. En aquella conferencia, incluso, fue tajante al señalar: “Yo no soy marinista.”

Esa frase marcó el inicio de una nueva etapa: una en la que Ruiz Uribe dejó de ser parte de la estructura oficialista para convertirse en una figura incómoda dentro del propio partido. Fuentes consultadas aseguran que, desde entonces, se han intensificado los intentos de marginarlo, no solo desde la estructura gubernamental, sino también desde actores internos que antes estuvieron en su propio equipo.

La publicación que encendió aún más la polémica

Lejos de calmar los ánimos, Ruiz Uribe llevó el tema a sus redes sociales y publicó lo siguiente:

“La periodista Yolanda Caballero, del Canal 66 de Mexicali, mentirosa. Maliciosamente y con todo lujo de cizaña, leyó una pregunta que alguien le dictó, con la evidente intención de atacarme por encargo. ¿De quién crees que fue la mano que meció esa cuna? Te leo en los comentarios.”

Entre estas declaraciones surgen las acusaciones de parte de “los allegados” a Ruiz Uribe, señalando que el equipo de Ariel según fue encargado de hacer la petición, todo eso a cambio de contratos millonarios. Con la finalidad de desacreditar la labor.

El mensaje generó un fuerte rechazo en el gremio periodístico, que calificó como reprobable que un actor político utilice sus redes para atacar a una periodista por hacer su trabajo, considerándolo un intento de intimidación y una forma de deslegitimar el ejercicio de la prensa crítica.

Morena entre el discurso de unidad y la realidad de la división

El episodio vivido hoy demuestra que Morena en Baja California enfrenta una de sus mayores pruebas: mantener la unidad en medio de un escenario marcado por el choque de proyectos políticos y personales. Mientras la dirigencia nacional intenta mostrar fortaleza rumbo a los próximos comicios, las luchas internas amenazan con fragmentar el partido desde adentro.

Ruiz Uribe, por su parte, parece decidido a mantenerse en el juego político. Sus críticas, cada vez más frecuentes, podrían conectar con un sector de la base morenista inconforme con el rumbo actual. En el otro extremo, el bloque afín a Marina del Pilar busca contener cualquier intento de irrupción que pueda alterar el equilibrio de poder en el estado.

En conclusión: lo que parecía un evento partidista de rutina terminó exhibiendo con claridad una supuesta pugna interna que atraviesa Morena en Baja California. El distanciamiento entre Ruiz Uribe y el grupo gobernante, la intervención de figuras que antes fueron aliadas y ahora según operan en su contra, y el uso del espacio mediático para exponerlo públicamente son señales de que la disputa por el control político del partido ya comenzó. Y aunque se hable de unidad, en los hechos, el morenismo bajacaliforniano enfrenta hoy una de sus divisiones más profundas.

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