Arnulfo “Fufo” Guerrero: el último eslabón de Carlos Torres en el gobierno municipal
Columna Fuerte Noticias:
En el escenario político de Tijuana, marcado por movimientos estratégicos, renuncias inesperadas y reacomodos internos, el nombre de Arnulfo “Fufo” Guerrero ha comenzado a cobrar relevancia por un motivo específico: ser considerado, por diversas fuentes políticas, el último enlace visible entre el actual gobierno municipal y la red de influencia que en su momento tejió Carlos Torres, esposo de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda.
Guerrero, quien ha ocupado posiciones clave dentro del Ayuntamiento, ha mantenido según coinciden voces al interior del palacio municipal una cercanía estrecha con Torres desde que éste fue designado como Coordinador de Proyectos Estratégicos en Tijuana, cargo desde el cual consolidó una estructura política que, durante meses, tuvo presencia significativa en diversas áreas del gobierno local.
La desactivación de Torres y el retiro silencioso de su equipo
La red de influencia que Torres construyó en torno a sí comenzó a desdibujarse tras conocerse según publicaron medios nacionales y estadounidenses que el gobierno de Estados Unidos le habría retirado la visa para ingresar a su territorio, como parte de una investigación aún en curso. Aunque hasta ahora no se conocen los detalles del proceso, lo cierto es que el esposo de la mandataria estatal se ha mantenido alejado de la vida pública desde entonces, limitando sus apariciones y participación política a espacios privados.
Este retiro paulatino coincidió con la salida o desplazamiento de perfiles que habían sido identificados como parte de su círculo político más cercano. Entre los casos más notorios figura el de Érik “El Terrible” Morales, a quien se impulsó como posible candidato a la alcaldía de Tijuana. Sin embargo, denuncias por presunto abuso sexual interpuestas por una trabajadora de uno de sus gimnasios, así como otros factores legales y políticos, frustraron esa aspiración.
Posteriormente, Morales fue incorporado al gabinete municipal como secretario de Bienestar, un cargo relevante en el organigrama de gobierno. No obstante, nuevos señalamientos también de índole sexual y relacionados con una joven colaboradora lo obligaron a dejar la posición, marcando así otra baja significativa dentro del grupo político vinculado a Torres.
Arnulfo Guerrero, bajo el reflector
En este contexto, la permanencia de Arnulfo Guerrero dentro del gobierno municipal se interpreta en círculos políticos como una excepción que podría no prolongarse demasiado. De acuerdo con versiones obtenidas por este medio, funcionarios de distintos niveles consideran que el secretario podría estar viviendo sus últimos meses en el cargo debido precisamente a su cercanía con Torres y a la presión política que se ha acumulado tras la salida de varios de sus antiguos aliados.
Una parte de esa influencia, según versiones, apuntaba a que algunos negocios estratégicos que se pretendían echar a andar bajo la coordinación de Torres quedaron en pausa cuando comenzaron las complicaciones alrededor de su figura. Se ha mencionado que en esos proyectos habría estado involucrado Kurt Honold Morales, quien actualmente funge como Secretario de Economía del gobierno estatal de Baja California.  Con la situación de Torres bajo investigación y el retiro de su presencia pública, esos negocios se congelaron, y Guerrero en ese contexto quedó convertido en algo así como un tiburón sin dientes dentro del poder: presente en el tablero institucional, pero sin la autorización real para continuar con esos planes que dependían de la red torresista.
Aunque no existe hasta ahora información oficial sobre su eventual relevo, el solo hecho de que Guerrero continúe en funciones mientras la mayoría de las figuras relacionadas con el excoordinador han abandonado sus posiciones, refuerza la percepción de que representa el último vestigio de esa estructura dentro del Ayuntamiento.
Un reacomodo inevitable
Para observadores locales, el futuro político inmediato de Tijuana dependerá en buena medida de cómo se configure la relación entre el gobierno municipal y el estatal, en particular ante el desgaste que ha supuesto la pérdida de operadores con peso político. La salida de personajes vinculados a Torres, sumada a su virtual desaparición del panorama público, ha abierto la puerta a nuevas corrientes y liderazgos, lo que podría redefinir los equilibrios de poder rumbo al próximo proceso electoral.
En medio de ese reacomodo, el nombre de Arnulfo “Fufo” Guerrero permanece como un símbolo de continuidad, pero también según analistas como un recordatorio de que la estructura que alguna vez orbitó en torno a Carlos Torres podría estar cerca de desaparecer por completo del ámbito municipal.
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