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Lizbeth Mata: una carrera política marcada por privilegios, señalamientos y vínculos con el gobierno de Kiko Vega

Por: Alejandro Cárdenas

Lizbeth Mata Lozano, actual presidenta estatal del PAN en Baja California, representa una figura política cuya trayectoria ha estado permanentemente ligada al presupuesto público y a estructuras de poder que han sido señaladas por desfalcos millonarios al estado. Su carrera se ha construido no tanto por logros comprobables, sino por su cercanía con personajes como el exgobernador Francisco “Kiko” Vega.

Desde sus primeros cargos como diputada local por la vía plurinominal, hasta su llegada al Congreso de la Unión como legisladora federal, Mata Lozano ha ocupado diversos espacios públicos sin haber sido elegida mediante el voto directo de la ciudadanía. Durante ese tiempo, su paso por la administración pública estatal no ha estado exento de controversia.

Uno de los señalamientos más relevantes proviene de su participación como subsecretaria de Gobierno durante el sexenio de Kiko Vega. De acuerdo con investigaciones periodísticas, Mata participó en la creación de una asociación civil llamada Centro de Estudios y Análisis Humanistas, misma que habría recibido más de 11 millones de pesos en cuotas descontadas de manera irregular a trabajadores del estado. Mientras otros involucrados, como el exdirigente estatal del PAN José Luis Ovando Patrón, fueron vinculados a proceso, Mata evitó toda consecuencia legal al contar con fuero constitucional por su cargo como diputada federal.

Más allá de los documentos oficiales, lo que se ha evidenciado es un patrón: Mata ha formado parte del mismo círculo de funcionarios que protagonizó una de las peores crisis financieras en Baja California. Pese a ello, ha sido recompensada políticamente, ahora como dirigente estatal del PAN, en lo que muchos consideran una estrategia para mantener el control del partido por parte del grupo que llevó al colapso financiero al estado.

En febrero de 2025, el Instituto Nacional Electoral sancionó al PAN de Baja California con una multa de más de 2 millones de pesos por irregularidades en el manejo de recursos. Aunque los hechos que dieron lugar a la multa ocurrieron antes de su llegada formal a la dirigencia, este tipo de escándalos reflejan la falta de renovación y autocrítica dentro del partido.

Lizbeth Mata ha construido su carrera política sin pisar territorio electoral, sin gestionar proyectos de impacto y sin desligarse del legado de corrupción que tanto daño le ha hecho al estado. Su caso es representativo de una clase política que se aferra al poder sin ofrecer resultados, y que ha vivido del erario sin rendir cuentas.

Mientras no se investigue a fondo su rol en los desvíos señalados durante el gobierno de Kiko Vega, su nombre continuará apareciendo en el debate público como parte de un modelo de impunidad que los bajacalifornianos ya no están dispuestos a tolerar.

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