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Ahijada de KikoVega r0bó millones de pesos en sus más lo de 20 años de vivir del pueblo; Lizbeth Mata quiere volver a r0b-rt3 pensado que ya se nos olvidó su oscuro pasado

Por: Alejandro Cárdenas

TIJUANA, B.C. – El Partido Acción Nacional (PAN) en Baja California atraviesa una de sus peores crisis de representación, y su actual presidenta estatal, Lizbeth Mata Lozano, lejos de ser un agente de cambio, parece ser la encarnación de las viejas prácticas que han llevado al partido al borde del colapso.
Mata Lozano, exfuncionaria en el gobierno de Francisco “Kiko” Vega, ha sido señalada públicamente por su presunta participación en desvíos millonarios de recursos públicos. Durante su paso como subsecretaria de Gobierno, se le vinculó a la creación de una asociación civil fantasma que recibió más de 11 millones de pesos provenientes de descuentos obligatorios a trabajadores del estado, sin su consentimiento. Aunque el caso fue denunciado penalmente, Mata Lozano no enfrentó cargos formales, resguardada por su fuero como diputada federal en ese entonces.

Con estos antecedentes, su llegada en 2024 a la dirigencia del PAN estatal no solo resultó polémica, sino que expuso la incongruencia del partido al hablar de regeneración mientras premia a quienes forman parte del historial de corrupción que tanto daño ha hecho a la institución.

Lejos de encabezar una oposición inteligente y firme, Mata Lozano ha preferido protagonizar declaraciones sin sustancia, escudándose en ataques mediáticos, como su reciente acusación contra la gobernadora Marina del Pilar por presunto lavado de dinero. Paradójicamente, quien carga con señalamientos graves busca colocarse como adalid de la transparencia, sin antes rendir cuentas por su propia gestión pasada.

En días recientes, ha quedado aún más evidente su estrategia de distracción. A raíz de la polémica generada por el presunto retiro de la visa estadounidense a la gobernadora, Mata ha intentado capitalizar mediáticamente el caso, usando el tema como cortina de humo para desviar la atención sobre su historial. A esto se suma su oportunismo político al colgarse de movimientos ciudadanos, intentando reposicionarse como una voz legítima cuando en realidad su propio liderazgo carece de credibilidad.

El PAN necesita más que discursos reciclados: requiere de una autocrítica real, nuevos liderazgos y una estrategia que conecte con los ciudadanos. Mientras eso no ocurra, el partido seguirá siendo rehén de sus propios fantasmas. Y Lizbeth Mata Lozano, en lugar de representar una solución, es la viva imagen del problema.

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